viernes, mayo 22, 2015

EL MURCIÉLAGO POR EDUARDO GALEANO


El murciélago
Cuando era el tiempo muy niño todavía, no había en el mundo bicho más feo que el murciélago.
El murciélago subió al cielo en busca de Dios.
Le dijo:
-         Estoy harto de ser horroroso. Dame plumas de colores.
No. Le dijo:
-         Dame plumas, por favor, que me muero de frío.
A Dios no le había sobrado ninguna pluma.
-         Cada ave te dará una – decidió.
Así obtuvo el murciélago la pluma blanca de la paloma y la verde del papagayo, la tornasolada pluma del colibrí y la rosada del flamenco, la roja del penacho del cardenal y la pluma azul de la espalda del Martín pescador, la pluma de arcilla del ala de águila y la pluma del sol que arde en el pecho del tucán.
El murciélago, frondoso de colores y suavidades, paseaba entre la tierra y las nubes. Por donde iba, quedaba alegre el aire y las aves mudas de admiración.
Dicen los pueblos zapotecas que el arco iris nació del eco de su vuelo.
La vanidad le hinchó el pecho. Miraba con desdén y comentaba ofendiendo.
Se reunieron las aves. Juntas volaron hacia Dios.
-         El murciélago se burla de nosotras- se quejaron-. Y además sentimos frío por las plumas que nos faltan.
Al día siguiente, cuando el murciélago agitó las alas en pleno vuelo, quedó súbitamente desnudo. Una lluvia de plumas cayó sobre la tierra.
Él anda buscándolas todavía. Ciego y feo, enemigo de la luz, vive escondido en las cuevas. Sale a perseguir las plumas pérdidas cuando ha caído la noche; y vuela muy veloz, sin detenerse nunca, porque le da vergüenza que lo vean.
Autor: Eduardo Galeano, (Uruguay). En: Relatos Fantásticos latinoamericanos. Madrid.  Vol 1. Ed. Popular, 2010, p. 14 y 15

Clases de oración según la intención del hablante

CLASES DE ORACIÓN


Según la intención del hablante:

þ Enunciativas expresan, hechos sentimientos y actos tanto en el presente como en el pasado y en el futuro. Dentro de estas se clasifican las oraciones afirmativas y negativas. Con ellas podemos afirmar o negar un hecho.

þ Interrogativas: son las que formulan preguntas y se usan los signos de interrogación: Ej. ¿Por qué?.

þ Exclamativas: expresan una orden o ruego. Cuando expresan ruego se llaman exhortativas.

þ Dubitativas: son oraciones que expresan dudas.


þ Desiderativas u optativas: cuando expresan un deseo.

miércoles, mayo 20, 2015

TE QUIERO AUTOR: JAIME SABINES

TE QUIERO

Te quiero a las 10 de la mañana
y a las 11, y a las 12 del día..
da el alma y con todo mi cuerpo
a veces ,en las tardes de lluvia
Pero a las 2 de la tarde o a las tres,
cuando me pongo a pensar en nosotros dos,
y tú piensas...en la comida o en el trabajo diario
o en las diversiones que no tienes...
me pongo a odiarte sordamente,
con la mitad del odio que guardo para mí...
Luego vuelvo a quererte,
cuando nos acostamos y siento
que estás hecha para mí...
 que de algún modo me lo dicen tu rodilla
y tu vientre..
que mis manos me convencen de ello...
y que no hay otro lugar en donde
yo me venga ....donde yo vaya ...mejor que en tu cuerpo...
Tú vienes toda entera a mi encuentro,
y los dos desaparecemos un instante...
 Nos metemos en la boca de Dios
hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño...

Todos los días te quiero y  te odio
irremediablemente...
y hay días también , hay horas
en que no te conozco...
En que me eres ajena como la mujer de otro...
Me preocupan los hombres..
me preocupo yo...
me distraen mis penas...
Es probable que no piense en tí
durante mucho tiempo...
Ya ves ...¿quien podría quererte
menos que yo,
amor mío...?

JAIME SABINES

(poeta mexicano)

"Hombres necios que acusáis" de Sor Juana Inés de la Cruz

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.


Escrito por Sor Juana Inés de la Cruz